Sería muy recomendable para la estabilidad social de Castilla-La Mancha que Dolores de Cospedal invite a tila, a varias a poder ser y bien cargadas, a los líderes sindicales de CC.OO, José Luis Gil, y UGT, Carlos Pedrosa, a fin de que se les templen los nervios, por el bien, obvio, del sindicalismo castellano-manchego.
Sí, definitivamente están de los nervios los señores de los sindicatos mayoritarios de Castilla-La Mancha. Parece que les han sentado realmente mal los resultados electorales y no son capaces de digerir el cambio de Gobierno, cosa humanamente comprensible después de 30 años de relación con los socialistas amigos José Bono y Barreda y, siempre, de buen rollito. Es humano, casi dan pena.
Ellos son gente sensata y con los pies en el suelo, por eso no entienden nada o casi nada de lo que está pasando en España después del 22 de mayo. Y les parece mal, muy mal, que Dolores de Cospedal haya anunciado la eliminación del Consejo Económico y Social (CES), la Oficina del Defensor del Pueblo, o que haya decidido revocar el cierre de las oficinas administrativas de la Junta a las cinco sin consultarles, a ellos que tanto saben de ahorro, porque claro lo que realmente les molesta es que no les hayan consultado y que no hayan estado en la madeja, como han hecho en los últimos 30 años.
Casi, viendo como respiran, se podría pensar que en realidad lo que quieren es gobernar ellos en Castilla-La Mancha.
De la oficina del Defensor del Pueblo mejor ni hablar. Del CES sí podemos hacerlo, porque independientemente de que solo hay que entrar en su página web para ver que se han metido muchas veces donde no se les llamaba, queda patente que su función ha sido de una inutilidad manifiesta.
Su misión, entre otras, era la de emitir dictámenes, informes, recomendaciones en materia económica, social y laboral, y lo han debido de hacer muy bien a tenor del déficit y de la deuda monumental de nuestra Comunidad Autónoma, y de los más de 200.000 parados con los que se han encontrado Dolores de Cospedal al llegar al Gobierno con un índice de paro de más de 21 por ciento. ¡Oigan, vaya si han sabido asesorar bien!
Ahora, lo que ya clama a las alturas es ese afán suyo por enseñarnos que la democracia participativa, la fetén, la auténtica, es la que se establece gracias al CES y a sus relaciones con el Gobierno de la región. Ya sabemos todos que los sindicatos y los empresarios son la esencia de la sociedad civil y que con este maravilloso cauce de participación que es el CES pues se mejora la democracia real.
Yo creo, sin embargo, con perdón, que la verdadera democracia se gana enseñando sus cuentas a toda la sociedad, con claridad y transparencia en sus ingresos por cuotas, por subvenciones, por ayudas de todo tipo que les llegan de nuestros impuestos; diciendo cuantos liberados tienen, quién los paga y qué trabajo hacen; o controlando a sus representantes sindicales para evitar que medren laboralmente gracias a su posición sindical en instituciones y empresas; también explicándonos qué participación han tenido en los consejos de Administración de las cajas ahorro de la región ahora desaparecidas y qué pintaban ahí y si tienen algo que ver en su ruina; o explicando por qué han callado durante tanto tiempo ante el impago de cientos de millones por parte de la Junta a autónomos y empresas de todo tipo; o por qué han firmado un Pacto por el Empleo cuando el mejor pacto hubiera sido exigir el pago religiosamente de las facturas pendientes a las empresas; o por qué no han reaccionado ante los problemas de cobro en empresas con concesiones públicas de la Junta y que afectan a cientos de trabajadores…
Mejor no sigo, pero de verdad resulta patético ver a estos buenos señores del sindicalismo castellano-manchego dando lecciones de buen gobierno y profundización democrática. Ejemplar comportamiento sindical.