De una forma u otra, dejaron huella tras vestir la elástica morada. Muchos aficionados aún conservan en la retina las galopadas de aquel correoso delantero vasco que, pese a su déficit de centímetros, se partía la cara con las defensas. No exento de habilidad y pericia dentro del área. O los toscos movimientos de aquel espigado ariete a la antigua usanza que aparecía cuando menos se le esperaba. En la grada lateral del “Pedro Escartín” aún hoy se corean los sones del tema que ‘La Zorra Alkarreña’ le dedicó. Pero el Mirandés de esta temporada es mucho más que Alain Arroyo y Ander Lambarri.
El conjunto burgalés es ante todo un bloque homogéneo capaz de poner en suerte múltiples variantes, con escasas fisuras y muy compensado en todas sus líneas. Sin duda, en la fortaleza defensiva está una de sus principales armas. Con 24 goles encajados, Wilfred se ha erigido en el ‘Zamora’ del grupo, solo superado en la 2ª División ‘B’ por Alberto, el meta del Real Murcia. En esa parcela, César Caneda es la referencia obligada. Seis temporadas le contemplan en 1ª División con el Athletic de Bilbao y en la categoría de plata defendió los colores de Salamanca, Alavés, Sevilla, Racing de Santander o Cádiz. A sus 33 años, el central vitoriano es pieza fundamental en el esquema táctico de Carlos Pouso y, junto a Corral, sustituto del habitual Borda que se recupera de una lesión de ligamentos, forman una dupla casi inexpugnable con la que tendrán que lidiar Juanjo y Aníbal.
El Mirandés ha conservado la columna vertebral de la temporada pasada y ha sentado en el banquillo a un entrenador bregado en la categoría y que, como Carlos Terrazas, también dirigió al Eibar en la División de Plata. En su primera temporada en el cuadro castellano, Pouso ha conseguido ahormar un equipo tan competitivo como resolutivo. De su paso por el Guijuelo se llevó al portero Wilfred, al propio Caneda y al goleador Ubis. El éxito que ha cosechado reside en la regularidad demostrada por el equipo durante la temporada y la solidez que ha esgrimido lejos de su feudo, donde ha sumado 40 puntos frente a los treinta y tres en el Estadio Municipal de Anduva.
De medio campo para arriba los burgaleses tampoco son cojos. En la línea medular los principales baluartes son Mikel Martins y Jony, que se han incorporados esta temporada y que están ofreciendo un óptimo rendimiento. Por las botas de ambos medios centros pivota el juego ofensivo del conjunto rojillo. En la punta del ataque la defensa alcarreña tendrá que prestar especial atención al volante Pablo Infante, un habilidoso media punta al que le gusta merodear por el área y que es el máximo anotador del equipo, y Alain Arroyo, viejo conocido de la afición morada y que con su movilidad contribuye a abrir espacios para las llegadas de la segunda línea.
La suerte está echada. El Dépor se encontrará este domingo con la horma de su zapato. Ambos equipos, que muchos consideran las revelaciones de la temporada, practican un fútbol similar, con férreas líneas de contención en la retaguardia y rápidos despliegues a la contra. Las espadas están en todo lo alto y no parece que el factor campo vaya a ser determinante en esta eliminatoria final. Los alcarreños necesitan recuperar las señas de identidad que han exhibido durante la segunda vuelta, que les han conducido hasta esta cita con la historia, y de las que se olvidaron en tierras sevillanas. Es el ser o no ser.
Última alineación:
CD MIRANDÉS: Wilfred; Garmendia, Caneda, Corral, Raúl García; Iván Agustín (Muneta 46’), Ubis, Pablo Infante, Martins; Alain (Lambarri 67’) y Mújica (Ubis 77’).