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Este domingo, Brihuega se vistió de gala para acoger la que, sin duda alguna, se ha convertido en la cita taurina de más relumbrón de la agenda taurina alcarreña. Prueba de ello, fue la presencia en los tendidos de un gran número de caras conocidas como Rafael Medina; los periodistas Pedro Piqueras e Iñaki Sáez; personalidades del mundo de la política como María Dolores de Cospedal o Antonio Román o profesionales del mundo taurino como los toreros Jaime Ostos y Víctor Janeiro o los críticos taurinos Miguel Ángel Moncholi y Alfonso de Santiago.
Tras el ceremonioso paseíllo, comenzó sobre el albero briocense el rito sagrado del toreo. Durante el primer toro de la tarde, Enrique Ponce tuvo el hándicap de enfrentarse-además de al astado que le correspondía- al hecho de abrir plaza. Recibió a su primero por verónicas, siendo éste el único pasaje destacable con el percal del diestro de Chiva durante toda la tarde. Ya con la faena de muleta, basó su labor en el pitón derecho, pues era éste por el que el toro mostraba mejores condiciones. Tuvo que medir la altura de su mano tras la voltereta que sufrió su oponente y la cual debió mermar, sin duda algunas las facultades físicas del mismo. Sin embargo, al cambiar de pitón quedó al descubierto la rapidez con la que el astado de “La Palmosilla” desarrolló sentido, pues acortaba por éste pitón su recorrido y “rebañaba” al final de cada muletazo sabiendo lo que se dejaba atrás. Fue en éste momento cuando el diestro valenciano sacó a relucir la experiencia que le han otorgado 20 años de alternativa, 20 años de triunfos. Sacó éste su vergüenza torera y entonces llegaron los compases más importantes de su faena. Además el respetable valoró el esfuerzo del torero valenciano, lo que se demostró con una mayoritaria petición de oreja que le fue concedida a la muerte de su primero, al cual pasaportó mediante una estocada algo caída.
Más importante aún, si cabe, fue su labor al cuarto toro de la tarde. Un toro de muy buenas condiciones que mostró mucha movilidad y el cual persiguió con codicia la muleta. Supo Ponce aprovechar estas cualidades en beneficio propio estructurando una faena de gran técnica y durante la cual demostró por qué es una de las figuras del toreo más consolidas y reconocidas en la actualidad. La faena tuvo emoción, finura y una buena dosis de temple y técnica. Especialmente dignos de reseña tres pases en redondo invertidos a los que a la ejecución habitual aportó el experimentado diestro un vistoso juego de piernas. Tal fue la transmisión y la repercusión que esta faena tuvo en los tendidos, que pese a que la estocada fue caída y ligeramente atravesada, Ponce obtuvo los dos apéndices de su oponente, el cual, por su comportamiento ejemplar, fue premiado con una ovación durante el arrastre.
Cuentan que “El Papa Negro” enseñaba a sus hijos de la dinastía Bienvenida la siguiente lección:”Hijos míos, que todo lo que hagáis sea con arte, con arte siempre... ¡hasta para huir!” Ayer, cualquiera de los presentes en “La Muralla” podría haber afirmado que Morante de la Puebla lleva grabada a fuego ésta lección. Pues ¿quién si no un artista puede lograr el éxtasis con sólo parar a un toro, para minutos después saborear la amargura del fracaso sin alterar el gesto grave pero sereno de su rostro? Morante lo hizo en Brihuega. Recibió a su primero con un saludo capotero compuesto a partes iguales de técnica y torería que dejó muy buen regusto en los tendidos. Con la franela, los compases más emocionantes los dejó con la mano diestra. Esparció además durante su faena detalles sevillanísimos y de mucho gusto como varios cambios de mano o un espectacular trincherazo. Fueron estos detalles los que unidos al entusiasmo de la legión de “morantistas” que se encargaron de calentar el ambiente desde su localidad, le hicieron obtener la única oreja que paseó en toda la tarde.
El diestro sevillano redujo de manera drástica el nivel de su actuación en el segundo “bis”, con el que abrevió estrepitosamente al no ver posibilidad alguna en su oponente. El desaguisado del segundo toro de Morante venía desde por la mañana, cuando el toro que le había tocado en suerte como segundo de su lote y quinto de la tarde, se partió el pitón al ser enchiquerado. Comprensible pues, la desazón y el disgusto de José Antonio, quien escuchó tímidos pitos a la muerte del quinto.
Cayetano Rivera dejó momentos de mucha torería durante toda la tarde. Especialmente destacable el toreo de capa a su primero en el que sobresalió un bonito quite por tafalleras. No obstante, no consiguió mantener el nivel del inicio de su actuación con la faena de muleta ante un toro que tampoco aportó ningún tipo de facilidades. Es de justicia destacar también, que aunque la faena no llegó con fuerza a los tendidos, ni gozó de emoción ninguna, únicamente el estoconazo con el que pasaportó al cornúpeta le hizo ya merecedor de una oreja.
Con el que cerraba plaza, el torero madrileño estuvo muy dispuesto en todo momento. Comenzó por bajo los primeros momentos de la faena, en los cuales de dieron algunos muletazos que cayeron muy dulces en la boca del aficionado. Ya durante la faena supo marcar los tiempos dando espacio y reposo suficiente al astado para que éste se recuperase entre tanda y tanda, lo que facilitó que el animal mantuviese una mayor y más irregular intensidad durante la lidia. Dio tandas con ambas manos de similar transmisión. Tras estoquear al sexto toro de la tarde, obtuvo una oreja, que unida a la que había cortado en su primero le posibilitaron salir por la puerta grande.
Sin duda alguna, por encima de lo que aconteció sobre el albero, lo más grato de la tarde fue ver repleta la plaza de toros de “La Muralla”, lo cual favorece la fortaleza de Fiesta, tan atacada.
Por otra parte, también este domingo se ha celebrado la 4ª Semifinal del Certamen Puerta Grande, en la que lidiándose novillos de Fernando Peña, Rafael Castellanos y “Miguelín” obtuvieron dos orejas cada uno, mientras que el debutante con caballos Mario Alcalde, cortó tres orejas.
Ficha del Festejo: Tradicional Corrida de Primavera. Plaza de toros de “La Muralla” (Brihuega). Toros de “La Palmosilla” entre los que destacaron 4º y 6º, que fueron lidiados por Enrique Ponce (corinto y oro) oreja y dos orejas; Morante de La Puebla (oro viejo y oro con remates negros) oreja y leves pitos; Cayetano Rivera (blanco y oro) oreja y oreja).
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