Yolanda Gómez es una alcarreña de la cosecha del 66, que es la misma que la de otras periodistas en activo, como Blanca Corrales. Misterios de la naturaleza y de Guadalajara, que tiene sus rachas a la hora de parir periodistas lo mismo que varía por años en la fertilidad de sus campos. Dicho todo lo cual, este paseante (que también fue a nacer en Guadalajara, mire usted qué casualidad) reconoce que a veces conduce y que incluso a veces también lo hace por Madrid. Y si es viernes, hasta se queda atrapado en un monstruoso atasco en Cea Bermúdez, camino "del caballo".
Así estaban las cosas, con las motos a diestra y siniestra jugando a romperte los retrovisores bajo la lluvia, cuando en la COPE de Ángel Expósito se pusieron a discernir sobre la conveniencia o no de las diputaciones. Fernando Jáuregui, el otro contertulio, las aborrecía, en razón de los numerosos sueldos partidistas que proveen. Yolanda Gómez, urbanita ella pero evocando a cada frase el pequeño pueblo de su madre, salió en rápida defensa de las corporaciones provinciales para así mantener con vida tanto municipio minúsculo como los que tenemos por aquí.
El debate fue cordial y también instructivo, con victoria en este caso para el mantenimiento de las diputaciones, por decisión del árbitro. Pero como el atasco era largo y persistente, a este paseante le dio tiempo para pensar que desde la capital de España, que es donde se decidirá el cambio el día que esto cambie, andan escasos de cercanía y muy abundantes de argumentos circunstanciales... que son los que parecen siempre tener mayor peso específico en la política nacional, tan amiga del regate corto antes que del pase largo.
Una hora después, pasado también el atasco de San Fernando y luego el de Torrejón, asomaba Guadalajara, siempre cerca del olvido y muy lejos de la Moncloa. Qué difícil es no caer en el victimismo, sobre todo cuando eres víctima a cada paso que otros dan por ti.