El pasado domingo, 8 de Mayo, los vecinos de la localidad de Riba de Saelices rindieron homenaje al que fuera guía, durante décadas, de la Cueva de Los Casares, Emilio Moreno Foved, recientemente fallecido.
El acto comenzó con una misa en su memoria en la parroquia del pueblo, con todos los vecinos arropando a la familia de Emilio.
Tras subir la empinada cuesta de la ladera de "Los Casares" bajo la lluvia los asistentes, incluidos vecinos de más de ochenta años, asistieron a la inauguración de una placa en memoria del guarda y guía de la gruta. Entre los presentes en este acto destacaron miembros de la familia Cabré, investigador que fue quién dio a conocer el hallazgo de la cueva en todo el mundo.
Tras el descubrimiento de la placa homenaje, de piedra caliza, los familiares leyeron unas palabras en recuerdo de Emilio. Su familia quiso de esta manera, "agradecer a familiares, amigos, y a todos los allí reunidos su colaboración para celebrar este sentido homenaje, en reconocimiento a su labor profesional, pues la cueva era su vida, pero también por su dedicación desinteresada a su pueblo y sus vecinos, y su predisposición e interés para ayudar a todo aquel que se lo pidiera".
Toda una vida dedicada a "Los Casares"
En 1928 el maestro de la escuela, Don Rufo Ramírez, al hilo de los recientes descubrimientos rupestres, vislumbró la posibilidad de que la cueva albergara grabados de valiosa importancia. Tras ponerlo en conocimiento de Layna Serrano, éste se lo trasladó a Juan Cabré, quién luchó para que en 1934 se declarara Monumento Nacional dados los importantes signos prehistóricos que el abrigo albergaba
Cabré solicitó que nombraran guarda al abuelo de Emilio, Aniceto Foved. Este cargo pasó a Modesto Moreno, el padre del homenajeado. Ya desde muy pequeño, Emilio fue enseñando la cueva a todos los que hasta allí se acercaron a estudiarla, pues acompañaba a su padre desde la temprana edad de siete años. Fue en 1974 cuándo oficialmente accedió al puesto de guarda y guía de la caverna. Y ahí desarrolló su labor de conservación y divulgación hasta 2012, año en que se jubiló.
A lo largo de su vida la tradición familiar y su afición le animaron a formarse asistiendo a congresos de arte rupestre y visitando cuevas de toda España, Francia y Portugal. Su amor por "Los Casares" le llevó a conservar celosamente los grabados y pinturas, mostrándolos con interés y dedicación que hicieron de sus visitas un recuerdo inolvidable para todos.
Por esta labor incesante recogía en Noviembre del 2003, en la Casa de Guadalajara de Madrid, el premio del Mielero de Oro y en 2011 coparticipó en la autoría del libro “Conoce Los Casares”.