Hoy, 25 de marzo, se estrena en el Teatro Fernán Gómez de Madrid la obra "La prudencia en la mujer", de Tirso de Molina, que lleva casi medio siglo sin representarse. La última vez se vio en el teatro Español el año 1963. Solamente estará en cartel hasta el 5 de abril.
La dirección de escena y la versión corren a cargo de Alberto González Vergel, quien, a sus 86 años, es el decano de los directores de escena españoles y pionero de la realización en Televisión. Este montaje se estrenó en el marco monumental de la ciudad histórica de Cáceres y, después, en el Festival de Teatro Clásico de Almagro.
El reparto, con doce actores, está encabezado por Abigail Tomey y Juan Carlos Naya. La alcarreña Abigail Tomey es actriz de ya dilatada aunque discontinua trayectoria, bien conocida y recordada en la capital de España sobre todo por una muy valorada Doña Inés, que también representó en varias ediciones del "Tenorio Mendocino" guadalajareño. Licenciada en Empresariales, subió a los escenarios con el Grupo "Antorcha" en 1992; su primera apareción en los teatros madrileños fue con José Tamayo en el montaje de "Los intereses creados". Ha participado también de forma estelar en obras como "Eloísa está debajo de un almendro" o "El Alcalde de Zalamea", entre otras. Como acredita su apellido, es hija de Francisco Tomey, que fuera presidente de la Diputación Provincial y del PP de Guadalajara durante un largo período. En la actual legislatura ha ejercido diversas tareas dentro del Patronato de Cultura del Ayuntamiento de Guadalajara, en calidad de asesora.
Una obra singular
Tirso de Molina recreó en este drama histórico algunos de los episodios de María de Molina, regente en dos ocasiones del reino de Castilla-León. Su figura, agrandada con el paso del tiempo, no estuvo exenta de conflictos, tanto con su propio hijo como con los nobles de la época que conspiraron contra ella.
Fray Gabriel Téllez -Tirso de Molina- fue un dramaturgo madrileño que ingresó en 1600 en el Convento de la Merced (donde hoy se levanta el teatro Calderón). Una década más tarde se había convertido en uno de los autores más conocidos de la capital española. Su extraordinaria obra dramática se distingue de la del resto de autores de Siglo de Oro, por la singular sicología de los personajes femeninos que creó. Don Gil de las calzas verdes; Marta la piadosa o La celosa de sí misma tienen como protagonistas a mujeres extraordinarias, desenvolviéndose en un mundo netamente masculino.
También fue autor de algunos de los grandes dramas del Siglo de Oro: El condenado por desconfiado; La venganza de Tamar... y a su pluma se debe el primer don Juan del teatro, nacido en El burlador de Sevilla.




