Terminamos hoy la entrevista a Isabel López, gerente del Hospital de Guadalajara y de toda el área sanitaria de la provincia, iniciada este lunes y continuada ayer.
A nuestros políticos les gusta cuestionar las listas de espera, siempre y cuando no gobierne su partido. ¿No podría haber un acuerdo general para fijar criterios a la hora de analizarlas o para dejar de usarlas como arma política? ¿No le irrita íntimamente la manipulación sistemática de las listas de espera que se hace por las dos partes?
- A mí lo de alarmar a la población me pone muy nerviosa. Los datos que yo tengo sobre la mesa, no tienen nada que ver con algunas declaraciones recientes. En el último semestre ha habido una contención absoluta en la lista de espera gracias al esfuerzo que están haciendo todos los trabajadores del Hospital.
¿Qué hacemos con las ambulancias? ¿Vamos a seguir teniendo problemas con la concesionaria?
- Las cosas han mejorado muchísimo, pero cuando tengo un problema en un área nunca me quedo tranquila. Hay que hacer un seguimiento y si se detecta algún problema más, atajarlo.
Una pregunta a la pata la llana, ¿por qué cada vez que vas a una urgencia te encuentras con un medico extranjero?
- Tiene una explicación muy difícil. Empezando por los numerus clausus que hay en España para estudiar Medicina, que exigen una nota altísima en selectividad, lo que provoca que estudiantes con mucha vocación no puedan matricularse, salvo que tengan dinero para pagarse una universidad privada. A eso hay que sumarle la disminución de plazas de MIR que ha habido en estos años. Y a eso hay que añadirle un cupo obligatorio que tenemos en las plazas de MIR que se ofertan y que están reservadas para ciudadanos que no sean comunitarios. El Ministerio de Sanidad debería identificar de una vez que las necesidades de personal sanitario que tiene el país son superiores a los profesionales que estamos generando. Lo que no tenemos es médicos españoles que hayan superado esas tres trabas y estén en el paro, claro. El problema es que, aun con toda esa gente, no llegamos.
Usted es responsable de todos los centros de salud de toda la provincia, no sólo del Hospital General Universitario. ¿Qué es lo que le ocupa más tiempo? Más aún, ¿se pueden entender y atender las necesidades de un médico rural del Alto Tajo cuando se miran desde un despacho en la capital de la provincia?
- Si estuviera sola no podría hacerlo, está claro. Para eso tenemos las divisiones que tenemos, con una dirección de Atención Primaria, tanto médica como de enfermería. Yo me muevo por los centros mucho menos de lo que quisiera, pero esos son mis ojos y mis oídos, que todos los días me dan informe, igual que la subdirección de Gestión.
Yendo a lo concreto de la pregunta, los que están en el entorno rural son unos médicos con un trabajo tan sacrificado que a mí, personalmente me producen muchísima admiración.
¿Qué es lo que le puede aportar a una hematóloga como usted el mundo de la gestión sanitaria como para asumir cargos cada vez más complicados, que no tienen nada que ver con la práctica clínica?
- Personalmente no es que sea especialmente gratificante, porque me ocupa muchísimo tiempo fuera de la jornada laboral… que también me lo ocupaba la Hematología, pero era diferente, con menos presión. Ahora eres el valedor del trabajo de mucha gente, no es igual trabajar para uno mismo que hacerlo para tanta gente que está confiando en lo que estás haciendo.
En este momento sí que es verdad que me parecía necesario implicarme. La gestión me ha gustado desde siempre. He hecho cursos de gestión hace muchos años pero lo que me ha encantado toda la vida ha sido el contacto con el paciente. Es cierto que todo esto me coincide con una etapa vital en la que yo llevaba una planta con mucho paciente joven con patología oncológica, con mucho sufrimiento delante y con mucha implicación por mi parte con las familias… y llegó un momento en que eso me tocó también desde el punto de vista personal. Necesitaba un poco menos de contacto con el paciente muy grave, que fallecía muy joven, dramas que te llevas a casa. Vi que empezaba a afectar a mi vida personal, a mi tristeza. Así es como empiezo en la gestión pero, también es cierto, que me parece apasionante, me ilusiona muchísimo. Para mí es una oportunidad única de que todas las cosas que siempre he creído que tendrían que hacerse de una determinada manera, eso mismo que tú pedirías cuando vas al médico, se haga.
Este Hospital, al que yo llegué por casualidad al terminar la residencia, pensando que iba a estar un año, me enganchó absolutamente por el tipo de trabajo y por el trabajo que tiene. Igual que la ciudad de Guadalajara, que me enganchó también al llegar. El Hospital tiene unos profesionales muy válidos y una capacidad de desarrollo brutal, pero necesitábamos ayuda desde el estamento en el que me encuentro ahora.