Por si alguno aún no se ha enterado, Franco ha muerto. Más exactamente, murió el 20 de noviembre de 1975.
Muchos intentan resucitarlo cada día. De un lado y de otro. Por ahora, parece que todos los intentos son en vano, pero hay que ver lo mucho que les entretiene.
Han pasado 43 años y aún tenemos cuentas pendientes, sobre todo con nuestra propia estupidez. Y esas deudas nunca se saldan debidamente, porque se renuevan a cada paso, a cada día, en el afán de tantos de mirar hacia el futuro sólo de soslayo mientras no dejan de girar la cabeza para regodearse en el pasado.
Así, está claro, tropiezan. Y con ellos, tropezamos todos. Por más que pasen los años.