La familia Figueroa, propietarios del edificio, han puesto en manos de una empresa alcarreña, Solanova, la comercialización del inmueble.
En la mañana del martes, un empleado de esta firma (que promueve desde hace años el Campus Empresarial en la zona de Los Manantiales, planteado para oficinas pero reconvertido en pisos para apartamentos) ha considerado improcedente facilitar información al respecto "y menos a un periódico de Guadalajara". Requerido este portavoz de la empresa para que confirmara las limitaciones de uso que pesan sobre el edificio, ha preferido optar por un aséptico "las que marque el Ayuntamiento. Eso se habla en el despacho y no por teléfono con un periodista".
El edificio, como es previsible por tratarse de un inmueble histórico ubicado en pleno centro de la capital alcarreña, está condicionado a usos dotacionales. En consecuencia, con su actual catalogación no valdría, por ejemplo, ni para reconvertirlo en un hotel o ser segregado para viviendas. Más exactamente, según ha podido confirmar este diario, la parcela consta como de "Equipamiento privado, social o administrativo". Según las fuentes municipales consultadas, pese a que tal denominación pudiera resultar equívoca, es idéntica a la que se aplica a la manzana de la casa-palacio de la Diputación Provincial. Dicho de otro modo, con su actual calificación urbanística, queda limitado el inmueble a usos municipales o de otras administraciones públicas, además de las correspondientes objeciones histórico-artísticas que limitarían cualquier intervención sobre el mismo.
Este caserón o palacete tiene su origen en el siglo XVI, aunque su aspecto exterior (incluida la portada) data de 1720, cuando el conde de Medina lo somete a una profunda reforma, para hacerlo más cómodo. Su nota más característica es el amplio zaguán y el patio interior, cubierto en la última reforma integral con fondos de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, su último ocupante hasta finales de 2009, en que concluyó el último plazo judicial para que fuera desalojado el inmueble tras no serle renovado el contrato de alquiler que arrastraba desde hacía décadas.
Si a mediados del siglo XIX fue la sede de la Delegación de Hacienda en Guadalajara, tras la guerra civil sería ocupado por la Sección Femenina, la delegación de Cultura y la propia delegación provincial de la Administración regional.